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Cuando volvió a casa, esta negrita solo tenía ganas de comerse algo fresquito como una sandía, aunque su novio parecía tener ganas de probar otra cosa. La chica le notó muy cachondo y pronto tuvo sus manos encima, por lo que al final también probó algo caliente. Y es que no se pudo resistir a sus ganas de sexy y tras quitarse el vestido, se subió sobre su polla y la montó en una silla mientras juntos gemían sin parar. Luego se abrió de piernas sobre la mesa del salón, mientras ese semental le daba caña y conseguía hacer que disfrutase de la mejor merienda de su vida.