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El morbo por practicar sexo en público y al aire libre era muy grande para la morena, aunque no lo tenía demasiado claro. Aun así quiso empezar por algo más simple pero al mismo tiempo muy morboso, como chupársela a su chico cerca de la autopista. Buscaron un lugar donde nadie pudiese verles y tras unos matorrales, la morena le sacó brillo a su rabo como una profesional, experimentando arcadas brutales y deseando que acabase la faena con una buena corrida sobre sus tetitas.